¿Hasta cuándo la
delincuencia seguirá tiñendo de sangre las calles?, esta vez, un valeroso policía
que trató de frustrar un asalto a una combi en la Carretera Central, en Ate, fue
asesinado de dos balazos por parte de un delincuente que se hizo pasar como
pasajero.
La ineficacia del actual
Ministro del Interior, pone de manifiesto la falta de una estrategia para
frenar la ola delictiva que se apodera de nuestras calles.
Los delincuentes han perdido
el respeto por la vida de las personas, no les importa matar niños, jóvenes,
madres de familias y ancianos para apoderarse del dinero.
Ya no se puede salir a la
calle a comer, trabajar, ir al cine, pasear, cobrar su sueldo o comprar algo,
porque estamos a merced de estos hampones que esperan el menor descuido para
despojarnos del dinero que llevamos.
Una nueva víctima de esta
insania delincuencial es el suboficial Luis Giancarlo Suárez Liza (26), quien
trabajaba en la comisaría de Huaycán, era un pasajero más de una combi que
cubría la ruta Ate - La Victoria y cuando estaban a la altura del kilómetro 9
de la Carretera Central, otro pasajero comenzó a amenazar a todos los que
estaban dentro del vehículo para llevarse sus pertenencias.
Cuando el delincuente estaba
a punto de bajar de la combi, el policía lo trató de detener y forcejearon por
unos segundos. Sin embargo, el hampón sacó una pistola y le propinó dos
disparos en el estómago al suboficial antes de escapar con el botín.
La combi trasladó al
suboficial Suárez Liza hasta la clínica ubicada cerca de la comisaría de Ate,
pero murió por la gravedad sus heridas.
La respuesta que todos los
peruanos le hacemos al presidente Ollanta Humala, que espera para poner mano
dura y frenar a estos indeseables, que van enlutando hogares, dejando en
orfandad a niños y adolescentes.
Hoy fue un policía, mañana
puede ser nuestro propio hijo, un familiar o uno mismo, que esperamos, señor
Ministro del Interior, si no se siente capaz de organizar un plan para acabar
con este flagelo que tanto daño le hace a la sociedad, de un paso al costado y deje entrar a una persona que tenga pantalones y enfrente cara a cara a la
delincuencia.